Los resultados de las elecciones generales celebradas el pasado domingo día 20, muestran muy a las claras las ganas de un cambio en las formas de hacer política existentes en nuestra sociedad.
Si bien es verdad que, entre PP y PSOE siguen sumando el 50% de los votos y, debido a la injusta ley electoral, el 60% de los escaños en el Congreso de los Diputados, los datos nos muestran que la diferencia entre los dos grandes partidos tradicionales y el resto se ha reducido a mínimos históricos, volviendo el PP a niveles de 1989 y obteniendo el PSOE el peor resultado de su historia desde el final de la dictadura.
En Leganés, el resultado de estos partidos ha sido similar al del conjunto del Estado, quedando a sólo 2 centésimas del 50%, pero hay una gran diferencia en el resultado de las fuerzas del cambio (Podemos y Unidad Popular-IU) que, sumadas, obtienen algo más del 30% de los votos, 6 puntos por encima de la media en el resto del Estado, situándose como primera fuerza en el caso de haber concurrido de manera conjunta. Esta situación se repite en numerosas ciudades de nuestro entorno y en la práctica totalidad de las grandes capitales.
El análisis de estos resultados y la distribución de escaños en el parlamento, con la dificultad que esto va a suponer a la hora de formar gobierno, nos muestra que la ventana histórica que se abría para el cambio no se ha cerrado con estas elecciones, al contrario, se mantiene abierta ante la posibilidad de una nueva convocatoria electoral en pocos meses.
En estas circunstancias debemos redoblar esfuerzos para que, en próximas convocatorias electorales no se vuelva a producir la situación de las pasadas, donde la gente que apostaba por el cambio se veía en la obligación de elegir entre dos papeletas que competían entre sí, cuando la similitud entre los programas, sobre todo en sus líneas fundamentales era evidente.
Entendemos que no es el momento de buscar culpables ni de valorar las responsabilidades de los diferentes actores, sino de volcarnos en construir un espacio común, que responda a las necesidades y a las demandas de la mayoría social trabajadora de este país. Galicia y Cataluña nos han mostrado el camino, sigámoslo.